El "Gran Cometa" de 1996, Hyakutake. Crédito: NASA |
Los cálculos realizados por otros investigadores han sugerido que no es posible que las interacciones químicas aleatorias produzcan la información genética que se encuentra en la Tierra, ya que a lo largo de un período de 500 millones de años las reacciones químicas aleatorias en una "sopa" primordial de aminoácidos sólo producirían 194 "bits" de información, lo que está muy lejos de los cerca de 120.000 bits en un virus típico.
Wesson especula que hay dos maneras de explicar la vida que se originó en la Tierra. Una es que las interacciones químicas no fueron aleatorias, sino gobernadas por "un proceso molecular dirigido", y la otra es que la vida en la Tierra fue sembrada por material orgánico que ya había desarrollado contenido genético en otro lugar. Dado que los procesos de panspermia son tan destructivos, Wesson dice que la forma más probable que tomaría el material orgánico es muerto o material inactivo similar a virus llevado en los granos de polvo espacial.
Wesson dice que el material muerto podría ser resucitado si el entorno del nuevo mundo es hospitalario, y señala que algunos microorganismos "poseen sistemas enzimáticos muy eficaces que pueden reparar un gran número de rupturas de cadenas". Su trabajo no es claro, sin embargo, sobre el mecanismo por el cual los bits muertos de material genético pueden ser resucitados.
De acuerdo con Wesson la teoría de la necropanspermia podría ser probada por medios tales como la búsqueda de materia orgánica en el Sistema Solar exterior, y por experimentos de laboratorio para determinar "si 'escombros' genéticos pueden reconstituirse a sí mismos para formar moléculas que se replican de manera viable".
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