Las cicatrices que la cola de un cometa habría dejado en la Tierra

La idea de que la Tierra muestra signos de haber pasado varias veces a través de la cola de un cometa, no se tiene bajo un escrutinio.

Fotografía de un drumlin.
Uno de los enigmas que los geólogos ocasionalmente estudian es la naturaleza de los eskers y drumlins.

Los eskers son serpenteantes crestas de unas decenas de metros de altura que tiene un aspecto notablemente similar a los muros de contención de ferrocarril. De hecho, a menudo se usan como caminos ya preparados y recorren colinas a lo largo de distancias que a veces se extienden por cientos de kilómetros.

Los drumlins, por su parte, son colinas en forma de gota de unas decenas de metros de altura y unos cientos de metros de largo. A menudo aparecen en gran número con la misma orientación en campos de drumlins.

Los geólogos han asumido desde hace tiempo que los eskers y drumlins se formaban gracias a los glaciares y que los dejaban tras de sí al retirarse estos gigantes de hielo.

Esto tiene, fundamentalmente, dos problemas. El primero es la estructura interna de estas formaciones. Los eskers y drumlins tienen capas externas de arcilla basada en agua y limo con restos fósiles en ellos. Esto recubre un núcleo interior hecho de rocas y piedras que está completamente libre de fósiles. Estos núcleos internos no parecen haber sido afectados por la acción del agua. ¿Cómo surgieron estas estructuras?

El segundo es que si los glaciares son los responsables de los eskers y drumlins, deberían estar formándose actualmente. Y aún nadie ha podido encontrar dónde se están formando actualmente en la Tierra estas estructuras.

Hoy, Milton Zysman y Frank Wallace publican en arXiv su explicación para la formación de estos objetos, y es una lectura fascinante, aunque no totalmente convincente.

Zysman y Wallace dicen que los eskers y drumlins son los restos dejados en la Tierra después de que nuestro planeta pasara varias veces a través de la cola de un cometa gigante. Dicen que esto explica la distribución de los eskers y drumlins, que a menudo se forman en líneas aproximadamente paralelas.

Esto también explica su estructura interna. El núcleo rocoso de estos objetos son restos cometarios puros, lo cual explica la ausencia de restos fósiles. La capa externa se acumuló después, a través de la acción del hielo y el agua.

El origen cometario, dicen, también explica la forma bastante peculiar de las rocas en los núcleos y las estrías que las marcan predominantemente en línea con su eje mayor. (Aparentemente, estas marcas son consistentes con el proceso de erosión que debe ocurrir en las colas de los cometas.)

Zysman y Wallace también señalan que la edad de hielo que está asociada a la formación de eskers y drumlins debe haber sido provocada por la cola del cometa, la cual habría envuelto a la Tierra en una capa de polvo que enfrió rápidamente el planeta.

Esta idea no es completamente nueva. Varios comentaristas han sugerido que muchas rocas de la Tierra y gran parte de su agua y atmósfera pueden haber llegado en cometas. Y, de hecho, este artículo es una versión editada que uno de los autores dio originalmente en 1997.

Sin embargo, la idea de Zysman y Wallace es poco más que una interesante conjetura. ¿Qué hay de las pruebas isotópicas? Presumiblemente, el contenido isotópico de los núcleos de roca deberían difierir de una forma considerable del material de la Tierra que tiene otro origen. Si se ha realizado este trabajo, no hacen mención de ello.

Y el hecho de que no se haya observado la formación de eskers y drumlins en los doscientos años que llevamos mirando, no significa que no se hayan formado en el pasado, durante los muchos milenios que los glaciares asolaron la Tierra. (De hecho, hay informes recientes de que los científicos han visto una formación de un drumlin por primera vez en la Antártica.)

Y, por último, es difícil imaginar que los restos de la cola de un cometa, que impactan en la atmósfera a varias decenas de kilómetros por segundo, aterrizarían en una forma de gota de apenas unos metros de tamaño o para formar una línea de pocas decenas de metros de anchura pero kilómetros de largo.

Debería ser fácil refutar o descartar esta idea simulando el tipo de patrón de restos que produciría un evento de esta clase. Y en cualquier caso, el calor generado cuando las rocas entraran en la atmósfera terrestre fundiría su superficie exterior, dándoles una "corteza de fusión" que es fácilmente identificable. ¿Por qué las rocas de los núcleos de los eskers y drumlins no tienen cortezas de fusión?

Dejando aparte a Zysman y Wallace, no obstante, es posible que la Tierra haya sido moldeada por fuerzas extraterrestres en formas que sólo empezamos a imaginar. Por ejemplo, hay cada vez más pruebas de que el Sistema Solar ha sido perturbado regularmente por el paso de estrellas y los discos de hielo y polvo que las acompañan. Estos eventos deben haber tenido un impacto drástico en nuestro mundo.

Cada vez está más claro que las condiciones de la Tierra son el producto de un entorno interplanetario e interestelar de una forma que apenas empezamos a comprender. Y por supuesto que necesitamos nuevas hipótesis para explorar esta idea en toda su extensión.

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