La agencia espacial estadounidense NASA calificó hoy como exitosa la prueba de un prototipo del cohete Ares I que alcanzó una altura de unos 45.600 metros en seis minutos de ensayo con un costo de 445 millones de dólares.
El Ares I-X, con una longitud de casi 100 metros, despegó a las 15.30 GMT desde la Rampa 39B del Centro Espacial Kennedy, en el sur de la Florida, y se elevó con rumbo al este hasta que alcanzó una velocidad 4,6 veces mayor que la del sonido.
Unos dos minutos después del lanzamiento y cuando el aparato estaba a casi 42.000 metros sobre la superficie del mar, el tanque de combustible sólido se separó, desplegó sus paracaídas y descendió al Océano Atlántico, unos 240 kilómetros al este de la Florida, donde será recuperado por naves estadounidenses para su inspección.
El segundo segmento del prototipo -que en el cohete real también estará cargado de combustible- y una sección que simuló la cabina Orion en la cual viajarán astronautas, continuaron en trayectoria parabólica hasta unos 45.000 metros de altura y, después de su caída a unos 250 kilómetros al este de la Florida, no serán recuperados.
"Este ha sido un paso enorme hacia las metas de exploración de la NASA", dijo el director de sistemas de misión de la NASA, Dough Cooke.
"La prueba del Ares I-X proporciona a la NASA una gran cantidad de datos que se usarán para mejorar el diseño y la seguridad de la próxima generación de vehículos espaciales estadounidenses, vehículos que puedan llevar, otra vez, a los humanos más allá de órbitas bajas de la Tierra".
La prueba del prototipo Ares I-X se efectuó con un día de retraso: la NASA requería buenas condiciones de visibilidad para que los técnicos fotografiaran y filmaran todos los detalles del lanzamiento y trayectoria del cohete. Durante dos días las condiciones meteorológicas fueron inestables.
El lanzamiento, programado inicialmente para ayer martes, se postergó seis veces en el primer día, y otras cinco en el segundo hasta que los meteorólogos encontraron un período propicio, de alta visibilidad y bajos vientos.
La presencia de nubes altas también era causa de preocupación de la NASA: cuando un cohete atraviesa esas nubes puede causar un fenómeno conocido como tribioelectrificación, en el cual la electricidad estática puede dañar los instrumentos a bordo del proyectil.
Después de esta prueba exitosa, la NASA todavía aguardará las decisiones del Congreso y del Gobierno del presidente Barack Obama acerca del futuro de la exploración estadounidense del espacio.
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