¿Está la Vía Láctea destinada a colisionar con sus galaxias satélite?

Hasta ahora se conocen varias galaxias enanas que orbitan a nuestra galaxia, pero ¿algún día la colisionarán?. Un interesante estudio revela la respuesta.


Hasta ahora se ha comprendido en buena parte la formación y el estado de evolución presente de nuestra galaxia, incluyendo a las más de 10 galaxias satélite que posee. Pero aún es una incógnita abierta de la Astronomía moderna, cuál será el destino final de estos cuerpos galácticos enanos. Una de estas opciones es que lentamente vayan 'cayendo' a la Vía Láctea, hasta que colisionen pesadamente con su disco espiral. Otra opción es que se llegue un momento en que se desintegren y se incorporen paulatinamente a nuestra galaxia.

¿Qué ocurrirá? En esta dirección, el científico Stelios Kazantzidis de la Ohio State University, ha realizado una interesante investigación. Sus indagaciones consideran la posible existencia de extendidos y masivos halos de materia oscura -partículas exóticas que no emiten ni reflejan luz, pero que su masividad provoca efectos medibles en las órbitas de estrellas- que envuelven a las galaxias del universo.

En una simulación computacional, Kazantzidis y sus colegas han estudiado el posible futuro de la Nube Grande de Magallanes, orbitando en torno a una galaxia espiral -tal como la nuestra- y considerando estos halos de materia oscura. Los resultados son muy reveladores: la galaxia satélite se comenzó a desintegrar lentamente, a medida que se iba incorporando a la galaxia madre.

Esta integración causaría una pequeña deformación al disco de la galaxia espiral, la cual se traduce en que el grosor central del disco sería menor que el grosor en su límite exterior. Es decir, luego de la incorporación de la galaxia enana, el grosor de la galaxia más grande aumentaría con la distancia desde su centro de giro.

El estudio constituye la primera vez en que la evolución de galaxias satélite se ha estudiado computacionalmente, con tal nivel de detalles. Kazantzidis indica que la forma final del disco (con un grosor dependiente del radio) aparece claramente en su investigación, y era un efecto que no había podido ser verificado anteriormente. Eso sí, destaca que esta evolución es válida solamente si la hipótesis de la materia oscura es correcta. Actualmente la Cosmología acepta plenamente este concepto, pero hasta ahora no se ha podido observar esta extraña materia directamente.

El estudio no sólo da respuesta a cómo evolucionará la Vía Láctea y sus satélites, sino que también muestra una prueba para la existencia de la materia oscura: de comprobarse observacionalmente la dependencia de grosor del disco con el radio, en galaxias con satélites incorporados en estas, sería un punto a favor de la existencia de esta exótica materia.

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