Usando el observatorio W. M. Keck, unos astrónomos han descubierto galaxias distantes tan masivas como la Vía Láctea, sólo que son de 10 a 1.000 veces más compactas. Los nuevos resultados aportan a los astrónomos sorprendentes pistas sobre la formación temprana de estrellas y de galaxias en una época en la que el universo tenía sólo unos pocos miles de millones de años de edad.
Las formas de estas galaxias denotan que no es razonable esperar que pudieran formarse a partir de fusiones entre dos o más. En vez de eso, los discos que los astrónomos están viendo en tales galaxias, y las estrellas presentes en éstas, parecen haberse formado al mismo tiempo, directamente del gas primigenio.
Alan Stockton de la Universidad de Hawai, y sus colegas Gabriela Canalizo de la Universidad de California en Riverside y Elizabeth McGrath de la Universidad de California en Santa Cruz, utilizaron el telescopio Keck II y su sistema de guía láser LGSAO, para tomar radioimágenes de galaxias y quásares que están a unos 11.000 millones de años-luz de la Tierra.
El sistema LGSAO del Keck utiliza un poderoso láser para excitar átomos de sodio en la atmósfera superior provocando una emisión de luz que desde la superficie terrestre se parece a la de una estrella lejana. Los astrónomos utilizan esta estrella virtual para analizar cómo la atmósfera distorsiona la radiación entrante que procede de los cuerpos celestes que desean observar. La distorsión puede entonces ser corregida usando una distorsión compensatoria en un espejo deformable del sistema de óptica adaptativa.
Gracias a estas observaciones corregidas de galaxias distantes, Stockton y sus colegas pudieron modelar muy detalladamente las estructuras de las galaxias de su interés, que son muy diferentes a las galaxias del universo actual. El equipo ha comprobado que los objetos tienen masas que equivalen a cientos de miles de millones de veces la del Sol, pero son muy compactos, con diámetros de entre 3.000 y 15.000 años-luz aproximadamente. En comparación, la Vía Láctea tiene un diámetro de 100.000 años luz y una masa de cerca de 500.000 millones de masas solares.
Los astrónomos ya esperaban que las galaxias distantes poseyeran discos más compactos que los de las galaxias de hoy día, pero no creían que pudieran ser tan densas como indican las observaciones de Stockton. Los investigadores todavía no han identificado objetos en el universo local que se asemejen a estas enigmáticas galaxias compactas. Y esto es también sorprendente porque estos densos discos son como balas de cañón y por lo tanto no pueden ser despedazadas fácilmente por colisiones, de modo que por lo menos algunos de estos singulares objetos deberían seguir existiendo en la actualidad.
Cabe plantearse la posibilidad de que en nuestro vecindario cósmico estas galaxias compactas terminaran convirtiéndose en los núcleos de las galaxias actuales.
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