"Mucho más grande", si creemos en el modelo más popular de los inicios del Universo. De acuerdo con la teoría de la inflación, el Universo recién nacido estaba bañado con algo llamado campo de inflación, que llevó a un crecimiento exponencial del cosmos por un período de unos 10-32 segundos, extendiéndose en posición horizontal y uniforme durante el proceso.
Convendría representar de otro modo las características de nuestro universo, pero el verdadero punto de interés es que el campo de inflación, aunque esencialmente uniforme, no era del todo idéntico en cada rincón de espacio. Las fluctuaciones cuánticas lo hicieron un poco más denso aquí, y un poco menos denso por allá. Es una suerte para nosotros que esto fuera así, y que aquí y allá fuera de esa manera. Si aquí hubiera sido un poco menos denso que el promedio, entonces no existiríamos. Por cien millones de años-luz en todas las direcciones alrededor habría un vacío oscuro y sin vida.
Este microscópico ruido cuántico, amplificado por la gravedad, con el tiempo se convirtió en una gran aglomeración de galaxias y cúmulos de galaxias conocido como el supercúmulo de Virgo. Entre sus muchos grupos existe un grupo que llamamos el grupo local. Dentro de este grupo se encuentra la Vía Láctea, nuestro hogar.
Mirando ahora hacia el cosmos, los astrónomos pueden ver el patrón moteado de la radiación de fondo cósmico de microondas, una instantánea del proceso de crecimiento y consolidación en acción cuando los átomos estables se formaron cerca de 380.000 años después del Big Bang. Las variaciones en el patrón parecen del todo aleatorias, y la mayoría de los físicos consideran que las fluctuaciones cuánticas que lo crearon no tienen una causa en absoluto. De todos los accidentes felices, éste podría ser el más accidental.
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