Exoplaneta habitado por una civilización inteligente. |
Desde entonces, la llamada Paradoja de Fermi ha desconcertado a astrónomos y escritores de ciencia-ficción por igual. Y aunque no hay pocas formas de aproximarse al problema, nadie ha podido dar una explicación convincente.
Ahora hay otra visión sobre el problema gracias al nuevo enfoque de Igor Bezsudnov y Andrey Snarskii de la Universidad Técnica Nacional de Ucrania.
Su idea es imaginar que las civilizaciones se forman a un cierto ritmo, crecen hasta llenar un cierto volumen de espacio y luego colapsan y mueren. Incluso van más allá sugiriendo que las civilizaciones tienen un tiempo de vida característico, el cual limita cómo de grandes pueden llegar a ser.
En ciertas circunstancias, no obstante, cuando las civilizaciones están más cerca entre sí en el espacio y el tiempo, pueden entrar en contacto y entonces surge una fertilización cruzada de ideas y culturas que les permite a ambos florecer de forma que se incrementa su tiempo de vida combinado.
Bezsudnov y Snarskii señalan que este proceso de expansión en el espacio puede ser fácilmente modelado usando un autómata celular. Y han proseguido creado su propio universo usando un autómata celular de 10.000 x 10.000 ejecutando 320.000 pasos.
Los parámetros que gobiernan la evolución de este universo son simples: la probabilidad de formación de una civilización, el tiempo de vida usual de tal civilización y el tiempo extra que logran cuando se encuentran.
El resultado da una nueva visión sobre la Paradoja de Fermi. Bezsudnov y Snarskii dicen que para ciertos valores de estos parámetros, el universo sufre un cambio de fase de uno en el que las civilizaciones tienden a no encontrarse y extenderse a uno en el que todo el universo tiende a civilizarse cuando se encuentran distintos grupos y se extienden.
Bezsudnov y Snarskii incluso derivan una desigualdad que debe satisfacer un universo para ser civilizado. Ésta, dicen, es análoga a la famosa Ecuación de Drake que intenta cuantificar el número de civilizaciones contactables en el universo en este momento.
La cuestión, por supuesto, es en qué tipo de universo vivimos: ¿los parámetros son los adecuados para la evolución de una civilización cósmica o estamos condenados a estar solos para siempre?
Bezsudnov y Snarskii dicen que sólo hay una forma de descubrirlo: esperar y ver.
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