M51 en color verdadero. |
La galaxia espiral M51 la descubrió Charles Messier en 1773, pero la primera persona que se percató de su llamativa estructura espiral fue William Parsons en 1845, gracias a su enorme telescopio reflector, el Leviatán de Parsonstown. Para percibir sus formas intrincadas se requiere un telescopio grande, pero incluso los instrumentos pequeños para aficionado revelan que esta galaxia no se encuentra sola, sino que tiene una pequeña compañera, la galaxia irregular enana NGC 5195.
En la actualidad está claro que estos dos sistemas estelares se hallan en proceso de colisión, y que la marcada forma espiral de M51 se debe, sobre todo, a las fuerzas de marea desencadenadas por este choque. Desde la Tierra, por puro azar, vemos el disco de M51 de frente, lo que permite estudiarlo con detalle. A una distancia de 23 millones de años-luz, las dimensiones aparentes de M51 implican que esa galaxia tiene que ser bastante parecida a la nuestra, aunque algo menor.
M51 y su compañera ejecutan una danza cósmica que en los últimos 500 millones de años ha hecho que NGC 5195 atraviese dos veces el disco de M51. La galaxia pequeña se encuentra ahora algo por detrás del disco del Remolino y se está alejando de nosotros.
La interacción de ambas galaxias induce toda una serie de efectos colaterales, uno de los cuales lo representa la estructura espiral de la galaxia principal. Cuando chocan dos galaxias, las estrellas que las conforman no colisionan entre sí, sino que sufren alteraciones muy fuertes en sus trayectorias, hasta el punto de ser muy habitual que muchas estrellas terminen expulsadas al espacio intergaláctico. Este es el destino de muchas estrellas de la galaxia secundaria: corrientes de estrellas arrancadas de NGC 5195 se extienden por la parte izquierda (norte) de la imagen a modo de neblina difusa. Muchos de los mundos que hay en esa zona están condenados a perderse en el vacío del espacio, a medida que se alejen de sus galaxias madre.
El contenido gaseoso de las galaxias que colisionan se comprime, y este hecho desencadena episodios violentos de formación estelar eruptiva (Starburst). Las regiones de formación estelar se detectan gracias al brillo rosado del hidrógeno ionizado. Las imágenes obtenidas en el color llamado H-alfa revelan las zonas donde las estrellas recién nacidas ionizan el gas. Por este motivo ofrecemos dos versiones de la imagen de M51: una en color verdadero y otra con la luz H-alfa realzada.
La imagen en color verdadero se obtuvo captando luz a través de un conjunto de tres filtros que reproducen la sensibilidad cromática del ojo humano. El balance cromático final se aplicó considerando como blanco el tono correspondiente a la suma de toda la luz procedente de las dos galaxias. De este modo se hace manifiesto el contraste entre las distintas poblaciones estelares que hay en el campo de visión. En particular, la galaxia espiral exhibe tonos azulados que se deben a las estrellas masivas, jóvenes y calientes que pueblan su disco. Este color contrasta con los matices amarillentos de la galaxia satélite, que proceden de estrellas más ligeras, viejas y frías.
M51 en H-alfa realzada. |
Muchos de los puntos que se ven en la imagen son estrellas de nuestra propia Galaxia. Pero la inspección atenta de la foto revela que la mayoría de las manchas pequeñas corresponden a galaxias de fondo. La imagen muestra sistemas extragalácticos pequeños y distantes, de todas las formas y colores, hasta el filo del infinito. Las dos galaxias de fondo más notables son la espiral vista de canto IC 4277, que aparece cerca de la esquina inferior izquierda (nordeste) de la toma, y la pequeña galaxia irregular IC 4278, a la derecha de la anterior, por debajo (este) del puente de estrellas que parece unir M51 a NGC 5195.
Esta imagen se obtuvo con el telescopio reflector Zeiss de 1,23 m del Observatorio de Calar Alto (CAHA) como parte del Proyecto de Divulgación que dirige la Fundación Descubre con este instrumento. Las observaciones las planeó y ejecutó la Escuela Documentalista de Astrofotografía (DSA), la misma entidad que luego procesó los datos con la colaboración del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia (OAUV) con el paquete informático PixInsight.
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