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| Una imagen óptica de un Glóbulo de Bok, una nube oscura de gas y polvo en la que se está formando una joven estrella. |
Estos glóbulos son típicamente de un tamaño menor a 100 masas solares, están relativamente aislados, y a menudo contienen núcleos que se cree que son embriones de nuevas estrellas. Es esta última característica la que hace que los Glóbulos de Bok sean particularmente interesantes para los astrónomos que quieren utilizar su relativa simplicidad para examinar los primeros estadios de formación de estrellas en unas condiciones mucho menos confusas que las complejas en las gigantescas nubes moleculares como la Nebulosa de Orión. Por otra parte, los cercanos Glóbulos de Bok están hasta cuatro veces más cerca que los complejos gigantes, lo que permite observaciones más detalladas.
El astrónomo Tyler Bourke del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) era parte de un equipo internacional de nueve científicos que estudiaron 32 Glóbulos de Bok con un conjunto de telescopios infrarrojos, submilimétricas y milimétricas, incluyendo el Telescopio Espacial Spitzer. Divulgan este mes en la revista Astrophysical Journal que se encontraron núcleos calientes en 26 de estos glóbulos, y a 18 de ellos se le puedo aproximar su edad en función de sus características de emisión de polvo; tienen alrededor de cien mil a dos millones de años.
Por otra parte, el equipo encontró que casi dos tercios de estos glóbulos mostraron evidencia de estrellas múltiples, y en la mayoría de estos casos varias estrellas parecían ser de diferentes edades, con sólo tres casos de jóvenes estrellas de la misma edad. Este último resultado sugiere que la lenta y secuencial formación estelar está teniendo lugar en estas relativamente aisladas nubes oscuras.
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