Una hexágono apareció durante un experimento de laboratorio para simular la atmósfera del polo norte de Saturno. Los científicos piensan que los resultados pueden ayudar a explicar la aparición de esta figura geométrica en el planeta.
Saturno presenta una de las características más geométricas del Sistema Solar: un hexágono gigante que rodea su polo norte. Aunque no es tan famoso como la Gran Mancha Roja de Júpiter, el hexágono de Saturno es igualmente misterioso. Ahora, los investigadores han recreado esta formación en el laboratorio usando poco más que agua y una mesa giratoria. Esto es un importante paso adelante, dicen los expertos, para descrifrar por fin este misterio cósmico.
El aspecto rayado procede de los flujos que vuelan de este a oeste a través de su atmósfera a distintas latitudes. La mayor parte de los chorros forman bandas circulares, pero la nave Voyager captó imágenes de una enorme forma hexagonal (con cada lado igual al diámetro de la Tierra) cuando pasaba sobre el polo norte del planeta en 1988. Los sorprendidos científicos atribuyeron inicialmente su forma a un enorme vórtice similar al de una tormenta a lo largo de uno de los lados del hexágono, el cual Voyager también observó durante su camino. Los astrónomos pensaban que este remolino estaba alterando el curso del flujo, de la misma forma que una gran roca cambiaría el curso de un río cercano. Pero cuando la misión Cassini volvió a Saturno y fotografió el polo norte en 2006, el vórtice se había ido, pero el hexágono aún estaba allí.
Los físicos Ana Claudia Barbosa Aguiar y Peter Read de la Universidad de Oxford en el Reino Unido querían ver si podían recrear el hexágono en un laboratorio. Colocaron un cilindro de agua de 30 litros en una mesa de giro lento; el agua representaba la atmósfera de Saturno girando con la rotación del planeta. Dentro de este tanque, colocaron un pequeño anillo que giraba más rápidamente que el cilindro. Esto creó un flujo artificial en miniatura que los investigadores siguieron con una tintura verde.
Cuanto más rápido giraba el anillo, menos circular se hacía el flujo verde. Los pequeños torbellinos formados a lo largo de sus bordes, que lentamente se hacían más grandes y potentes, forzaban al fluido dentro del anillo a tomar la forma de un polígono. Alterando el ritmo de giro del anillo, los científicos pudieron generar varias formas. "Pudimos crear óvalos, triángulos, cuadrados, casi cualquier forma que quieras", dice Read. Cuanta mayor diferencia entre la rotación del planeta y del flujo -entre el cilindro y el anillo- menos lados tenía el polígono, según informa el equipo en el ejemplar de Icarus de este mes. Barbosa Aguiar y Read sugieren que el flujo del polo norte de Saturno gira a un ritmo relativo respecto al resto de la atmósfera que favorece una figura de seis lados, un hexágono.
Tales formaciones poligonales se han observado en el centro de grandes huracanes en la Tierra, dice Barbosa Aguiar, aunque se disipan rápidamente. "La mayor parte de científicos planetarios no son conscientes de la ubicuidad de este tipo de patrones en la dinámica de fluidos".
El científico planetario Kevin Baines del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory, JPL) de la NASA en Pasadena, California, está impresionado. "Estos resultados son muy intrigantes", comenta. "El equipo ha formado lo que creo que es un artículo crucial que podría superar la prueba del tiempo". Aunque este experimento de laboratorio no explica qué fuerza dirige este flujo concreto, dice que los resultados dan una visión real sobre lo que realmente podría estar pasando en la atmósfera de Saturno.
Fuente
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