Así será la muerte del Sol


A unos 500 años luz de la Tierra, una estrella como nuestro Sol agoniza. Chi Cygni se ha expandido hasta convertirse en una gigante roja de un tamaño capaz de tragarse cualquier planeta a una distancia como la que separa el Sol de Marte en nuestro sistema. Además, ha empezado a emitir pulsaciones, latiendo como si se tratase de un corazón gigante. Algo 'aterrador'.

Los científicos han conseguido las primeras imágenes de este turbador proceso, obtenidas con el telescopio del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, situado en Mount Hopkins, Arizona. Estas nuevas fotos en detalle de la superficie de esta lejana estrella muestran sus movimientos vibratorios con un detalle sin precedentes.

"Este trabajo abre una ventana al futuro de nuestro Sol en 5.000 millones de años, cuando esté cerca del final de su existencia", explicó Sylvestre Lacour, del Observatorio de París. Algo parecido a lo que ahora vive Chi Cygni le sucederá al Sol cuando desfallezca.

La envejecida Chi Cygni ha comenzado a echar en falta el combustible de hidrógeno en su núcleo. Igual que un coche que se queda sin gasolina, su 'motor' ha empezado a renquear. Esos 'tirones' se traducen en fases de brillo y oscurecimiento, causadas por la contracción y la expansión de la estrella. Curiosamente, las estrellas que atraviesan esta etapa se conocen como "variables Mira", en honor de la primera conocida, Mira "la maravillosa", descubierta por David Fabricius en 1596.

Chi Cygni pulsa una vez cada 408 días. En su diámetro más pequeño de 300 millones de millas, se torna moteada con puntos brillantes como llamas masivas de plasma caliente enturbiando su superficie. Esos puntos son como los gránulos de la superficie de nuestro Sol, pero mucho más grandes. A medida que se expande, Cygni se hace más fría y oscura, creciendo en diámetro hasta los 480 millones de millas, suficente como para engullir y asar hasta el cinturón de asteroides de nuestro sistema si se tratase del Sol.

Por primera vez, los astrónomos han fotografiado esos dramáticos cambios en detalle. Informan de sus hallazgos en el número del 10 de diciembre de The Astrophysical Journal.


"Hemos creado esencialmente una animación del pulso de una estrella a partir de imágenes reales," señaló Latour. "Nuestras observaciones muestran que la pulsación no sólo es radial", añadió. Tomar imáganes de estas estrellas variables es extremadamente difícil por dos razones. Por un lado, están ocultas por una compacta y densa capa de polvo y moléculas, y por otra, porque se encuentran muy alejadas y se muestran muy pequeñas, por lo que es preciso recurrir a técnicas de interferometría.

Contemplar estrellas como ésta es extremadamente difícil por dos razones. La primera es que suelen esconderse tras una compacta capa de polvo. La segunda, que están terriblemente lejos. A pesar de que son enormes en comparación con nuestro Sol, la distancia hace que no parezcan más grandes que una pequeña casa en la Luna... ¿La solución? Luz infrarroja para el primer problema y, para el segundo, una técnica llamada interferometría, consistente en combinar la luz proveniente de varios telescopios. De esta forma, los científicos han podido obtener las imágenes de este monstruo espacial.



Imagen superior: Chi Cygni, una estrella gigante roja, es muy parecida a Betelgeuse -recreada en la imagen-, estrella que se acerca al final de su vida.

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