El observatorio astronómico ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) ha dado otro paso adelante…y hacia arriba. Por primera vez, una de sus antenas de última tecnología fue trasladada al Llano de Chajnantor, a 5.000 metros de altura en los Andes chilenos, sobre un transportador gigante hecho a la medida. La antena, que pesa unas 100 toneladas y tiene un diámetro de 12 metros, fue llevada hacia las alturas del Array Operations Site (Sitio de Operaciones del Conjunto), cuyo aire extremadamente seco y enrarecido es ideal para las observaciones que hará ALMA del universo.
Las condiciones en el Sitio de Operaciones del Conjunto, en Chajnantor, aunque excelentes para astronomía, también son muy duras. Sólo se dispone de la mitad del oxígeno que el existente a nivel del mar, lo que hace muy difícil trabajar allí. Es por esta razón que las antenas de ALMA se reúnen y prueban a una altura menor, en el ALMA Operations Support Facility (OSF, Centro de Operaciones de ALMA), ubicado a 2.900 metros. Desde esta base, relativamente hospitalaria, la antena ALMA empezó su viaje a las alturas de Chajnantor.
"Este es un momento importante para ALMA. Estamos muy felices de que el primer transporte de una antena al sitio de gran altura haya resultado perfecto. Este logro sólo fue posible gracias a las contribuciones de todos los socios internacionales de ALMA: esta antena específica fue provista por Japón, el transporte pesado por Europa, y los receptores electrónicos dentro de la antena por Norteamérica, Europa y Asia", dijo Wolfgang Wild, Project Manager de ALMA por parte de Europa.
El viaje empezó cuando uno de los dos transportadores de ALMA subió la antena sobre su carrocería. Luego llevó su pesada carga por un camino de 28 km desde el Centro de Operaciones de ALMA hasta el Sitio de Operaciones del Conjunto. Si bien el transportador es capaz de andar a velocidades de hasta 12 km/hora al llevar la antena, este primer viaje se hizo más lentamente para asegurar que todo funcionara como lo esperado, lo que tomó unas siete horas.
Las antenas de ALMA utilizan tecnología de frontera y son las más avanzadas que se hayan fabricado para longitudes de onda submilimétricas. Están diseñadas para operar completamente expuestas a las duras condiciones del Sitio de Operaciones del Conjunto. Esto significa sobrevivir a fuertes vientos y temperaturas que oscilan entre +20 y -20 grados centígrados, y al mismo tiempo ser capaces de apuntar con suficiente precisión como para distinguir una pelota de golf a una distancia de 15 km, y de conservar su lisa superficie reflectante con una precisión del orden de 25 micrómetros (menos que el grosor típico de un cabello humano).
"Transportar nuestra primera antena al Llano de Chajnantor es una hazaña épica que ejemplifica los momentos emocionantes que ALMA está viviendo. Día tras día, nuestra colaboración global nos acerca al nacimiento del observatorio en Tierra más ambicioso del mundo", dijo Thijs de Graauw, director de ALMA.
Una vez que el transportador llegó al Llano de Chajnantor, llevó la antena a una losa de concreto -una estación de acople con conexiones para energía y fibras ópticas- y la posicionó con una precisión de unos pocos milímetros. El transportador es guiado por un sistema de conducción láser y, tal como algunos automóviles de hoy, tiene también detectores ultrasónicos de colisión. Estos detectores aseguran la seguridad de las modernas antenas a medida que el transporte las lleva a través del que pronto será un llano bastante poblado.
En última instancia, ALMA tendrá al menos 66 antenas distribuidas por alrededor de 200 bases, desplegadas en distancias de hasta 18,5 km y operando como un único telescopio gigante. Cuando ALMA esté totalmente operativo, los transportadores serán usados para trasladar las antenas entre sus bases a fin de reconfigurar el telescopio para diferentes tipos de observaciones.
A esta primera antena de ALMA en el sitio de gran altura, pronto se le unirán otras, por lo que el equipo de ALMA se apronta a hacer sus primeras observaciones desde el Llano de Chajnantor. Se estima que tres antenas estarán conectadas a comienzos de 2010 y que las primeras observaciones científicas de ALMA se harán en la segunda mitad de 2011.
ALMA ayudará a los astrónomos a responder importantes preguntas sobre nuestros orígenes cósmicos. El telescopio observará el Universo usando luz con longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, ubicadas entre la luz infrarroja y las ondas de radio en el espectro electromagnético. La luz a estas longitudes de onda proviene de algunos de los objetos más fríos pero también más distantes en el cosmos, como las frías nubes de gas y polvo donde están naciendo estrellas nuevas y también galaxias remotas ubicadas al borde del universo observable. El Universo está relativamente inexplorado a longitudes de onda submilimétricas, ya que los telescopios requieren condiciones atmosféricas extremadamente secas, como las de Chajnantor, así como avanzadas tecnologías de detección.
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