Estos cuerpos espaciales bombardearon la Tierra hace 3,8 mil millones de años, liberando material congelado y otros compuestos que dieron origen a los primeros océanos y organismos. El violento episodio también marcó a la Luna.
Hace unos 3,8 mil millones de años, una violenta andanada de cometas compuestos de hielo azotó la Tierra y la Luna. Mientras el bombardeo desfiguró el satélite, en el planeta estos cuerpos espaciales trajeron consigo gran parte del agua que se convirtió en los primeros océanos y que, a su vez, propició la aparición de la vida.
Así lo muestra un nuevo estudio de científicos europeos y que, además, desecha la teoría de que el bombardeo haya sido producto de asteroides. "Podemos observar cráteres en la Luna a simple vista, pero nadie sabía qué los causó. ¿Fueron rocas, hierro o hielo? Es emocionante hallar signos de que en realidad fue hielo", dice Uffe Gråe Jørgensen, astrónomo del Instituto Niels Bohr en Dinamarca.
La evidencia muestra que la Tierra y la Luna se formaron hace unos 4,5 mil millones de años. Sin embargo, casi todos los cráteres del satélite corresponden a una era posterior, conocida como "Bombardeo intensivo tardío" y que ocurrió entre 3,8 y 3,9 mil millones de años atrás. Se calcula que en esa época cientos de miles de millones de toneladas de material congelado cayeron en la superficie lunar. Para determinar si asteroides o cometas fueron los responsables de este episodio, Jørgensen y su equipo midieron los niveles de iridio en rocas de Groenlandia, algunas de las cuales datan de la época del bombardeo.
El iridio es un elemento químico inusual en la superficie terrestre, porque se mezcló con el hierro y se adentró en la corteza tras la formación del planeta. Sin embargo, es común en cometas y meteoritos.
Debido a que los cometas tienen elementos más volátiles y mayores velocidades de impacto, al momento de chocar generan gigantescas estelas, permitiendo que el iridio escape de forma más intensiva que en los choques de asteroides.
Así, los investigadores calcularon que un bombardeo de asteroides habría dejado niveles de entre 18.000 y 10.000 partes por trillón en las rocas de la Tierra y la Luna, mientras que en el caso de los cometas dicha cifra sería de solo 130 y 10. Al analizar las rocas de Groenlandia, se determinó que estas tenían casi 150 partes por trillón, sustentando la idea de que los cometas causaron el "Bombardeo intensivo tardío".
De hecho, el equipo de Jørgensen estima que casi 3.400 toneladas de material congelado cubrieron cada metro cuadrado de la Tierra. Casi la mitad del material de cometa volvió al espacio debido al impacto, dejando en la Tierra cerca de mil millones de metros cúbicos de agua de cometas.
Esa cantidad es similar a la cantidad de agua en los océanos, aunque no está claro si ya existía algún nivel del líquido en el planeta debido a las reacciones químicas que se dieron en la joven Tierra. Según Jørgensen, este punto causa bastantes disputas entre los científicos, ya que algunos postulan que desde que el planeta se formó había suficiente agua, mientras otros proponen que el calor de la Tierra vaporizó cualquier líquido.
"Es el tipo de temas que pueden producir una confrontación física", indica Jørgensen. Este científico y su equipo creen que la Tierra simplemente era demasiado candente para retener grandes cantidades de agua.
Sin embargo, cuando se inició la era del "Bombardeo intensivo tardío", el panorama terrestre se había enfriado, permitiendo que el agua derretida a partir del material de los cometas se convirtiera en los primeros océanos.
"Tal vez estemos bebiendo una pequeña parte de ese material cuando nos llevamos un vaso con agua a la boca", escriben los autores en la investigación que aparecerá en la revista científica Icarus.
Chandra Wickramasinghe, un astrobiólogo de la Universidad Cardiff en el Reino Unido, también apoya la teoría del antiguo bombardeo de cometas. Según este experto, los cometas no trajeron sólo agua, sino que también los elementos básicos para la vida: las moléculas orgánicas que contienen átomos de carbono -presentes en todas las formas de vida conocidas por la ciencia- se hallan en grandes cantidades en cometas y nubes interestelares. De hecho los rastros más antiguos de vida datan de 3.850 millones de años atrás, durante el "Bombardeo intensivo tardío".
Mientras Wickramasinghe señala que aunque esto podría ser una coincidencia, se trataría de una "muy remarcable", Uffe Gråe Jørgensen afirma que el "bombardeo fue un accidente, pero si no hubiera ocurrido no habría existido agua en la Tierra ni tampoco vida".
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