Esta imagen de alto contraste del cometa Hartley 2, obtenida durante el sobrevuelo de la sonda Deep Impact, revela una nube de partículas heladas que rodean al núcleo activo del cometa. |
"No habíamos visto antes nada como esto", dice el profesor Mike A'Hearn, investigador principal de la misión EPOXI del proyecto Deep Impact, en la Universidad de Maryland. "Realmente nos tomó por sorpresa".
Antes del sobrevuelo de Hartley 2, naves espaciales internacionales visitaron otros cuatro núcleos de cometas: Halley, Borrelly, Wild 2 y Tempel 1. Ninguno de ellos estaba envuelto por "nieve de cometa". Es particularmente interesante el caso del cometa Tempel 1, porque la propia sonda Deep Impact realizó el sobrevuelo. Utilizó las mismas cámaras de alta resolución y alto rango dinámico que grabaron los trozos de nieve que se arremolinaban en torno a Hartley 2, pero no detectó nada similar en Tempel 1.
"Esto es, genuinamente, un nuevo fenómeno", dice Jessica Sunshine, de la Universidad de Maryland, quien es miembro del equipo científico. "El cometa Hartley 2 no es como otros cometas que hemos visitado antes".
La "tormenta de nieve" ocupa un volumen casi esférico, centrado en el núcleo giratorio de Hartley 2. El núcleo, con forma de pesa de gimnasio, mide apenas 2 kilómetros de un extremo a otro, pero es pequeño comparado con el enjambre de partículas que lo rodea. "La nube de hielo mide unas cuantas decenas de kilómetros de ancho, y posiblemente sea mucho más grande que eso", dice A'Hearn. "Aún no sabemos con seguridad cuán grande es".
"Si sostuvieses uno de ellos en la palma de tu mano, lo aplastarías fácilmente", dice Sunshine. "Estas bolas de nieve cometarias son muy frágiles, similares en densidad y esponjosidad a la nieve de las altas montañas en la Tierra".
Pero incluso una bola de nieve esponjosa puede causar problemas, sin embargo, si te golpea a una velocidad de 12 km/s. A esa velocidad pasó la sonda Deep Impact junto al núcleo del cometa durante el sobrevuelo. Si uno de los trozos de hielo de Hartley 2 hubiese golpeado la nave, la hubiera dañado y la hubiese hecho alejarse dando tumbos, dejándola incapaz de apuntar sus antenas hacia la Tierra para transmitir datos o pedir ayuda. Los encargados del control de la misión posiblemente nunca hubiesen sabido qué sucedió.
"Afortunadamente, estábamos lejos de la zona de peligro", destaca A'Hearn. "La nube de nieve no parece extenderse hasta nuestra distancia de encuentro de 700 kilómetros. La luz solar sublima los trozos de hielo antes de que puedan alejarse demasiado del núcleo".
La fuente de la nieve del cometa podrían ser los mismos chorros estridentes que llamaron la atención en un principio.
El proceso comienza con hielo seco en la corteza del cometa. El hielo seco es CO2 en estado sólido, una de las sustancias más abundantes en el cometa Hartley 2. Cuando el calor del Sol alcanza un depósito de hielo seco, ¡puf!, instantáneamente se transforma y pasa de estado sólido a vapor, formando de este modo un chorro en cualquier punto donde la topografía sea capaz de colimar el gas que escapa a gran velocidad. Aparentemente, estos chorros de CO2 son los que llevan consigo trozos nevosos de hielo de agua.
Concepto artístico del cometa Hartley 2, que muestra cómo chorros de CO2 arrastran consigo trozos de hielo de agua del núcleo, produciendo de esta manera una 'tormenta de nieve cometaria'. |
Irónicamente, sobrevolar al cometa Hartley 2 podría ser incluso más peligroso que posarse sobre él. Los trozos de hielo salen desde la superficie del cometa a velocidades de apenas unos cuantos m/s. Una sonda que iguale su velocidad con la del núcleo del cometa en preparación para posarse sobre él no estaría en peligro alguno con las bolas de nieve errantes; pero a la altísima velocidad del sobrevuelo la situación sería muy distinta. Esto es algo que quienes planeen futuras misiones a cometas activos como el Hartley 2 seguramente tomarán en cuenta.
Las tormentas de nieve de los cometas podrían ser apenas el primero de muchos descubrimientos por venir. A'Hearn y Sunshine dicen que el equipo de investigación apenas está comenzando a analizar los muchos gigabytes de datos enviados por la sonda desde el encuentro, así que se pueden esperar nuevos resultados en semanas o meses.
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