Visión artística del Big Bang. |
Esto podía cambiar ahora con el fascinante trabajo de Wun-Yi Shu de la Universidad Nacional Tsing Hua en Taiwan. Shu ha desarrollado una innovadora nueva descripción del universo en la que los papeles de espacio, tiempo y masa se relacionan en un nuevo tipo de relatividad.
La idea de Shu es que el espacio y el tiempo no son entidades independientes, sino que pueden convertirse la una en la otra. En su formulación de la geometría del espacio-tiempo, la velocidad de la luz es simplemente el factor de conversión entre ambas. De forma similar, la masa y la longitud son intercambiables en una relación en la que el factor de conversión depende tanto de la constante gravitatoria G como de la velocidad de la luz, y ninguna de las dos tiene necesidad de ser constante.
Por lo que cuando el Universo se expande, masa y tiempo se convierten en longitud y espacio, y al contrario cuando se contrae.
Este universo no tiene inicio ni fin, simplemente alterna periodos de expansión y contracción. De hecho, Shu demuestra que las singularidades no pueden existir en este cosmos.
Es fácil descartar la idea como otro divertido y poco realista modelo soñado por un cosmólogo chiflado.
Así es hasta que miras las predicciones que realiza. Durante un periodo de expansión, un observador de este universo vería un extraño tipo de cambio en el desplazamiento al rojo de objetos brillantes tales como supernovas de Tipo Ia, como una aceleración que las aleja. Resulta, dice Shu, que sus datos coinciden perfectamente con las observaciones realizadas por los astrónomos en la Tierra.
Este tipo de aceleración es una característica común del universo de Shu.
Esto es un claro contraste con los distintos modelos del Universo basados en el Big Bang. Desde que se descubrió la expansión acelerada del Universo, los cosmólogos han estado haciendo contorsiones muy preocupantes con las leyes de la física para hacer que sus modelos funcionen.
La idea más comúnmente debatida es que el Universo está repleto de una energía oscura que fuerza a que se expanda a un ritmo acelerado. Para que este modelo funcione, la energía oscura deber ser el 75% de toda la masa-energía del Universo y debe incrementarse a un ritmo fantástico.
Pero hay un alto precio a pagar por esta idea: la ley de la conservación de la energía. La vergonzosa verdad es que los cosmólogos de todo el mundo entero han barrido convenientemente bajo la alfombra una de las leyes fundamentales de la física en un intento de cuadrar este círculo.
Esto pone a las ideas de Shu en una perspectiva distinta. No hay necesidad de abandonar la conservación de la energía para hacer que funcione su teoría.
Esto no significa que la teoría de Shu sea perfecta. Está lejos de eso. Uno de los mayores problemas que enfrenta es explicar la existencia del fondo de microondas cósmico (CMB), algo que muchos astrofísicos creen que es la evidencia más sólida de que el Big Bang realmente tuvo lugar. El CMB, dicen, es el eco del Big bang.
Cómo podría surgir en la cosmología de Shu aún no está claro, pero imagino que está trabajando en ello.
Incluso si encuentra una forma, será necesario un incómodo replanteamiento antes de que sus ideas logren agarre. Su enfoque puede explicar bien las observaciones en supernovas de Tipo Ia sin abandonar la conservación de la energía, pero nos pide que abandonemos la idea del Big Bang, la constancia de la velocidad de la luz y aceptar un vasto nuevo conjunto de potenciales fenómenos relacionados con las relaciones intercambiables entre masa, espacio y tiempo.
Acertado o equivocado, este es un cambio que muchos encontrarán difícil. Esperemos que Shu se aferre a sus armas, aunque sólo sea por el amor al debate a la antigua.
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