Júpiter en óptico, y visto por SOFÍA en infrarrojo. |
"Con este vuelo, SOFIA comienza un programa científico de 20 años que permitirá una gran variedad de observaciones astronómicas, y que no son posibles para la ciencia en la Tierra o en otros observatorios espaciales", dijo Jon Morse, director de la División de Astrofísica de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. "Se establece claramente la expectativa de que SOFIA nos proporcionará ciencia astronómica de alto nivel".
El Boeing 747SP altamente modificado para SOFIA, un telescopio reflector de 100 pulgadas de diámetro, despegó desde su base en el Centro de Operaciones de Aeronaves en Palmdale, California, del Centro de Investigaciones de Vuelo Dryden de la NASA. El personal de a bordo consistió en una tripulación internacional formada por personal de la NASA, la Asociación de Universidades de Investigación Espacial en Columbia, Maryland, la Universidad de Cornell y el Instituto Alemán de SOFIA (DSI) en Stuttgart. Durante el vuelo de seis horas, a altitudes de hasta 35.000 pies (unos 10.600 metros), la tripulación de 10 científicos, astrónomos, ingenieros y técnicos reunieron los datos del telescopio en las consolas en la cabina principal del avión.
"Pruebas en el túnel de viento y cálculos por superordenador realizados al comienzo del programa SOFIA predijeron que podrían tomarse imágenes nítidas de primera línea de investigación astronómica", dijo el científico del proyecto SOFIA Pam Marcum del Centro de Investigación Ames de la NASA en Moffett Field, California "Un estudio preliminar de los datos de primera luz indica que este objetivo se ha logrado".
La estabilidad y la precisión del telescopio, construido en Alemania, alcanzó o superó las expectativas de los ingenieros y astrónomos que lo pusieron a prueba durante el vuelo.
Imagen infrarroja de M82, adquirida en el vuelo por SOFIA. |
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