Imagen del agujero de ozono más grande en la Antártida, registrado en septiembre de 2000. |
La capa de ozono es la encargada de proteger a todas las criaturas del planeta del efecto nocivo de los rayos ultravioletas del Sol. Sin ella la vida sobre el planeta -de existir- sería bastante distinta a como la conocemos.
Por esta razón, advirtieron en ese entonces los científicos, si su tamaño continúa creciendo -debido al uso de clorofluorocarbonados, unos gases utilizados comúnmente en los aerosoles- aumentarán también los casos letales de cáncer piel a causa de la exposición a los rayos solares.
El descubrimiento realizado por Joe Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin se convirtió en un símbolo de la fragilidad de la Tierra y en un emblema de la lucha de los ambientalistas.
La seriedad de la amenaza ambiental fue tal que dos años después de que se publicara el estudio se firmó el Protocolo de Montreal, que prohibió el uso de sustancias químicas como los clorofluorocarbonados y obligó a los científicos a buscar alternativas para reemplazarlos. Pese a la existencia de este protocolo y al conocimiento de que estas sustancias permanecen durante años en la atmósfera, su uso está permitido en algunos casos.
La ofensiva contra estos gases permitió frenar el crecimiento del agujero, pero se calcula que deberán pasar al menos unos 100 años para que se recupere por completo.
Jonathan Shanklin publicó esta semana una serie de reflexiones generales sobre el agujero en la capa de ozono y el rol que jugó la suerte en el hallazgo.
Pero quizás, lo que más valga la pena destacar de sus comentarios, es la lección que dejó la investigación. "Lo que podemos aprender de ello es lo rápido que puede cambiar nuestro planeta. Dada la velocidad con la que la humanidad puede afectarlo, ser precavidos es el camino más seguro hacia la prosperidad", dijo Shanklin.
"Y aunque el foco ahora esté puesto en el cambio climático, la causa de todos problemas ambientales -una población que sobrecarga la capacidad del planeta- está creciendo".
"Futuros historiadores notarán que, aunque la humanidad logró resolver inesperadamente un problema ambiental, creó muchos más por no atacar los problemas ambientales de una manera holística", concluyó el científico.
Shanklin no fue el único de los tres investigadores en criticar como se le está haciendo frente al calentamiento global. Joe Farman criticó a los políticos por su accionar frente al cambio climático.
De izquierda a derecha: Joe Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin, los tres investigadores que publicaron en mayo de 1985 el hallazgo del agujero en la capa de ozono. |
El experto condenó el hecho de que los gobiernos no hayan eliminado todas las sustancias químicas que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono y añadió que algunas de las sustancias que se usan en reemplazo de los clorofluorocarbonados son gases con un efecto invernadero potente.
Para Farman, los gobiernos no aprendieron la lección: que tienen que actuar rápidamente y con decisión ante amenazas globales sobre el medio ambiente como el cambio climático.
Pero también, culpó a la comunidad científica por no haber tomado en serio las críticas específicas a la ciencia detrás del cambio climático.
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