El primer puerto espacial comercial del mundo iniciará sus vuelos suborbitales a fines del próximo año, gracias al debut de la nave "SpaceShipTwo". Para 2012 se anunció la apertura del primer hotel en órbita.
En diciembre de 2008, el desierto de Mojave, en California, fue escenario de un evento histórico: la prueba inaugural del WhiteKnightTwo, una nave clave para iniciar los vuelos de Virgin Galactic, la primera aerolínea espacial comercial del mundo. El vehículo de esta empresa fundada por el magnate inglés Sir Richard Branson, para operar como nodriza, se encargará de llevar en su vientre la nave SpaceShipTwo, que a 15.200 metros se separará y ascenderá para vuelos suborbitales por un precio de US$ 200 mil el asiento.
Según Branson, la idea es hacer del turismo espacial una actividad más accesible de lo que es hoy, donde los multimillonarios pagan US$ 20 millones por viajar en un cohete ruso a la Estación Espacial Internacional. Virgin Galactic ya tiene 250 reservas para participar en los vuelos que partirán en 2010 desde el primer puerto espacial privado del mundo. Ubicado en Nuevo México (EE.UU.), Spaceport America tiene un costo inicial de US$ 225 millones y comenzará a operar en 2010, dando inicio definitivo a la era del turismo espacial.
La pista principal estará terminada a mediados del próximo año, mientras que a fines de 2010 partirán los primeros vuelos y en 2011 se le darán los toques finales al lugar. Por lo pronto, en diciembre de este año partirán los recorridos turísticos pagados a través de las instalaciones. Además de áreas de entrenamiento para la baja gravedad, Spaceport America -que también cuenta con la colaboración de las empresas Lockheed Martin y UP Aerospace- tendrá un restaurante y salones de eventos. Con el fin de cuidar el ambiente, la estructura también incorporará un sistema de tubos subterráneos para enfriar el edificio y paneles solares.
Precisamente, la nave que transportará a los turistas será la SpaceShipTwo, que será presentada oficialmente en diciembre, en Mojave. Diseñada por una compañía creada por Paul Allen, cofundador de Microsoft, alcanza 42.000 km/h gracias a un único motor jet. Tras separarse de la nave WhiteKnightTwo, el vehículo transportará a sus dos pilotos y seis pasajeros hasta una altura de 100 km, donde los turistas gozarán de varios minutos de gravedad cero.
Eliran Yaron, presidente de Galactic Dreamlines -empresa israelí que obtuvo la licencia para vender boletos de Virgin Galactic en su país-, señala que "la nave simboliza el siguiente paso hacia la privatización del espacio para el público general". Los turistas deberán cumplir con tres días de preparación previa para aclimatarse al ascenso a una velocidad ocho veces superior a la del sonido.
Actualmente, ya existe la intención de abrir otros puertos en Reino Unido y Suecia. George Nield, administrador de la Administración Federal de Aviación de EE.UU., explica que "esta es una época muy emocionante para el transporte espacial comercial. Están ocurriendo cambios dramáticos y que tendrán impacto a largo plazo. Hasta ahora, las agencias de gobierno han dominado los esfuerzos humanos de ir al espacio. Pero ahora estamos al borde de una nueva era del turismo espacial suborbital".
Un proyecto igual de ambicioso es el de la empresa Galactic Suite (ver nota), formada por arquitectos de Barcelona y que planea abrir el primer hotel espacial a fines de 2012. El proyecto partió en 2007 y su fin es colocar un módulo a 450 km de altura y capaz de desplazarse a 30.000 km/h. La instalación albergará dos pilotos y cuatro pasajeros, quienes darán la vuelta al mundo cada 80 minutos y podrán ver 15 amaneceres al día. Aunque la iniciativa ha sido criticada por ser poco realista en cuanto a plazos, Xavier Claramunt -ingeniero aeroespacial y presidente de Galactic Suite- asegura que un magnate y fanático del espacio donó US$ 3 mil millones al proyecto y que ya cuentan con reservas de 43 clientes.
El viaje al módulo tardará un día y medio y el ejecutivo compara la estadía con un retiro a la montaña. Claro que en este caso, el viaje y las ocho semanas de entrenamiento en una isla tropical costarán US$ 4,9 millones. A largo plazo, incluso los viajes turísticos a la Luna y asteroides parecen posibles, gracias a naves dotadas de velas que aprovecharán los vientos solares para ganar impulso a través del Sistema Solar.
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