Imágenes dadas a conocer hoy por ESO penetran en el corazón de una nube cósmica, llamada RCW 38, atestada de nacientes estrellas y sistemas solares. Allí, jóvenes y titánicas estrellas bombardean los soles y planetas nacientes con vientos poderosos y gran cantidad de luz, ayudadas en su devastadora tarea por estrellas masivas de corta vida que explotan como supernovas. En algunos casos, este ataque energético desvanece la materia que eventualmente podría formar nuevos sistemas solares. Científicos piensan que nuestro propio Sistema Solar emergió de un entorno tan espectacular como éste.
El denso cúmulo de estrellas RCW 38 brilla a unos 5.500 años-luz de distancia en dirección a la constelación de Vela. Así como el Cúmulo de Nebulosas Orión, RCW 38 es un "cúmulo enterrado", en el sentido de que la naciente nube de polvo y gas aún envuelve a sus estrellas. Los astrónomos han determinado que la mayoría de las estrellas, incluyendo las rojizas de poca masa que superan en cantidad a todas las demás en el Universo, se originan en estos lugares ricos en materia. Por lo tanto, los cúmulos enterrados proveen a los científicos de un laboratorio vivo en donde explorar los mecanismos de formación de estrellas y planetas.
“Al mirar cúmulos de estrellas como RCW 38, podemos aprender mucho sobre los orígenes de nuestro Sistema Solar y de otros, como también de aquellas estrellas y planetas que aún están por venir”, dijo Kim DeRose, autora principal del nuevo estudio publicado en Astronomical Journal. DeRose realizó su trabajo sobre RCW 38 mientras era una estudiante de pregrado en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Estados Unidos.
Empleando el instrumento de óptica adaptativa NACO en el Very Large Telescope de ESO[1] los astrónomos obtuvieron la imagen más nítida jamás lograda de RCW 38. Éstos se concentraron en un área pequeña en el centro del cúmulo que rodea a la estrella masiva IRS2, que brilla en el abrasador rango blanco-azul, donde están las más calientes temperaturas y colores de superficie posibles para las estrellas. Estas espectaculares observaciones revelaron que IRS2 no es una sino dos estrellas, un sistema binario consistente en abrasadoras estrellas gemelas, separadas por una distancia equivalente a unas 500 veces la existente entre la Tierra y el Sol.
En la imagen de NACO, los astrónomos encontraron un puñado de protoestrellas –las apenas luminosas precursoras de estrellas ya desarrolladas– y docenas de otras candidatas a estrellas que han logrado existir aquí a pesar de la potente luz ultravioleta irradiada por IRS2. Sin embargo, puede que algunas de estas estrellas en gestación no logren superar la etapa de protoestrella. La fuerte radiación de IRS2 energiza y dispersa el material que de otra forma colapsaría en nuevas estrellas, o se ha establecido en los llamados discos protoplanetarios en torno a estrellas en desarrollo. En el curso de varios millones de años, los discos sobrevivientes pueden dar origen a planetas, lunas y cometas que constituyen sistemas planetarios como el nuestro.
Como si los intensos rayos ultravioleta no fueran suficientes, las abarrotadas zonas de formación de estrellas como RCW 38 también someten a su prole a frecuentes supernovas, a medida que las estrellas gigantes explotan en el final de sus vidas. Estas explosiones dispersan material a través del espacio cercano, incluyendo raros isótopos o formas exóticas de elementos químicos que se crean en estas estrellas agonizantes. Este material expulsado termina en la próxima generación de estrellas que se forma cerca. Ya que estos isótopos han sido detectados en nuestro Sol, los científicos han concluido que el Sol se formó en un cúmulo como RCW 38, y no en una parte más rural de la Vía Láctea.
“En general, los detalles de los objetos astronómicos que revela la óptica adaptativa son cruciales para la comprensión de cómo se forman nuevas estrellas y planetas en zonas complejas y caóticas como RCW 38”, dice el coautor Dieter Nürnberger.
Nota:
[1] El nombre “NACO” es una combinación de Nasmyth Adaptive Optics System (NAOS) y el Near-Infrared Imager and Spectrograph (CONICA). La óptica adaptativa elimina la mayor parte de la distorsión de imagen generada por la turbulencia en la atmósfera terrestre, debido a variaciones de temperatura y viento.
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