El cometa Ikeya-Seki, fotografiado por Roger Lynds, en Kitt Peak, Arizona, en la mañana del 20 de octubre de 1965. |
Los cometas que se zambullen en el Sol (alias "raspadores solares", o "sungrazers") no son algo nuevo. Usualmente el SOHO detecta uno de ellos cada varios días, cuando se zambulle en el interior del Sol y se desintegra a medida que el calor solar sublima sus volátiles hielos. "Pero 25 cometas en apenas diez días... eso es una observación sin precedentes", dice Battams.
"Los cometas eran objetos de 10 metros, aproximadamente del tamaño de una habitación o de una casa", señala Matthew Knight, del Observatorio Lowell, en Flagstaff, Arizona. "En lo que a cometas se refiere, a estos se los considera objetos pequeños".
El SOHO realiza este tipo de trabajo mejor que ningún otro. El coronógrafo de la nave espacial utiliza un disco opaco con el fin de bloquear el resplandor del Sol, produciendo de este modo un eclipse solar artificial y revelando durante el proceso objetos tenues que ningún telescopio en la Tierra sería capaz de distinguir. Todos los días, astrónomos aficionados de todas partes del mundo examinan las imágenes en busca de nuevos cometas. Desde el momento en que el SOHO fue lanzado al espacio, en 1996, se han encontrado más de 2.000 cometas de esta forma, lo cual constituye un verdadero récord para cualquier astrónomo o para cualquier misión espacial.
Tanto Battams como Knight están convencidos de que la tormenta de cometas que tuvo lugar en diciembre de 2010 podría presagiar la llegada de un raspador solar mucho más grande, algo que podría ser presenciado por las personas a simple vista y, quizás, a plena luz del día.
"Es sólo cuestión de tiempo", dice Battams. "Sabemos que por allí andan algunos cometas grandes".
El cometa Ikeya-Seki es un buen ejemplo. Apareció de la nada en 1965, se zambulló en el Sol y se abalanzó sobre la superficie estelar a sólo 450.000 km de distancia del centro del Sol. Como el núcleo de Ikeya-Seki era grande (medía aproximadamente 5 km de ancho), el cometa sobrevivió al encuentro y emergió como uno de los más brillantes de los últimos miles de años. Algunos observadores japoneses pudieron verlo a plena luz del día, justo al lado del Sol matutino. La gente presenció con asombro cómo Ikeya-Seki se partió en, al menos, tres pedazos antes de desvanecerse en el interior del Sistema Solar. Algunos cometas raspadores solares similares fueron avistados en los años 1843, 1882, 1963 y 1970.
Estos raspadores solares están relacionados entre sí. Los astrónomos los llaman "la familia Kreutz" en honor al astrónomo Heinrich Kreutz, quien durante el siglo 19 fue el primero en estudiarlos como grupo. En la actualidad, la referencia que se hace a esta familia de cometas se le atribuye a Brian Marsden (1937-2010), del Centro para Planetas Menores, de Harvard. Fue él quien analizó las órbitas de los cometas Kreutz y observó que probablemente se originaron cuando un único cometa gigante, que fue avistado en el siglo 12, se dividió en varios pedazos; tal vez se trata del Gran Cometa del año 1106. De acuerdo con el trabajo de Marsden, los cometas de la clase de Ikeya-Seki, así como los raspadores solares de menor tamaño, observados por el SOHO, son simplemente fragmentos de diferentes tamaños que provienen de ese progenitor.
Los investigadores Zdenek Sekanina y Paul Chodas, del Laboratorio de Propulsión a Chorro o JPL, por su sigla en idioma inglés, simularon la fragmentación del progenitor de Kreutz y, en una edición de 2007 de Astrophysical Journal, sugirieron que quedan más fragmentos. La cuenta de raspadores solares del SOHO que ha hecho Knight avala esta idea.
¿El cometa Ikaya-Seki habrá sido precedido por una tormenta parecida a la que tuvo lugar en diciembre de 2010?
Nadie lo sabe.
"Todavía durante la era de los coronógrafos espaciales no hemos visto cometas Kreutz de gran tamaño", señala Knight. "En 1965, el SOHO no existía para registrar la cantidad de cometas pequeños que se zambulleron en el Sol, antes del Ikeya-Seki. Podrían haber sido 200 cometas por año; o podrían haber sido 1.000. Sin contar con más información, no podemos saber con certeza cuán pronto tendremos el privilegio de ver a uno de los verdaderos monstruos".
Battams sugiere lo siguiente: "Permanezcan pendientes de SOHO".
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