Si ET llamara, ¿quién hablará en nombre de la Humanidad?

Al comparar el número total de transmisiones de radares astronómicos con respecto a los envío de mensajes a civilizaciones extraterrestres revela que la probabilidad de detección de las señales de radio de extraterrestres es un millón de veces menor que las de señales de radar utilizadas para estudiar los planetas y asteroides del Sistema Solar. 

"¿Quién hablaría en nombre de la especie humana si ET nos llamara?" Paul Davies, presidente del Grupo de expertos de Post-detección de SETI (SETI Post-Detection Taskgroup), es un probable embajador. La misión del Grupo de expertos de Post-detección de SETI, presidido por Davies, un físico teórico y cosmólogo en la Universidad Estatal de Arizona, es prepararse, reflexionar, gestionar, dar asesoría y consultar en la preparación para el hipotético descubrimiento de una señal de origen extraterrestre inteligente.

No hay ninguna amenaza potencial mayor para el statu quo (frase latina que se traduce como "estado del momento actual", o sea el momento global en este momento) que el descubrimiento de vida extraterrestre, que es el "por qué" del que algunas personas prefieren que no lo intentemos.

Recientemente ha habido cierta indignación por los intentos de ponerse en contacto con extraterrestres inteligentes, donde en vez de ocultarse y oír algunos astrónomos han emitido mensajes hacia el cielo. Han criticado estas acciones calificándolas como peligrosas. Suponen que ellos serían similares a la humanidad, por lo que su primera respuesta al hallazgo de una cultura más primitiva debería ser explotarla. Si bien tal destino podría ser agradablemente irónico -para alguien no humano, por lo menos-, otros sostienen que cualquier especie que pueda viajar hasta aquí ha avanzado a un punto en el que sus objetivos son bastante más altos que una mentalidad de "disparar contra nosotros".

El Doctor Alexander Zaitzev, del Instituto de Radio-ingeniería y Electrónica de la Academia Rusa de Ciencias, no piensa mucho en estas preocupaciones. Un defensor de METI (Messaging to Extra-Terrestrial Intelligence), en un reciente trabajo él muestra que la probabilidade de que uno de los mensajes METI sea descubierto es de una millonésima de una (10-6), debido a los pulsos de gran alcance del radar usado regularmente en la investigación.

Un punto importante es que METI representa una voluntad intencional de hacer contacto más que la interceptación accidental de alguna radiación aleatoria desde la Tierra, la diferencia entre un "¡Hola!" y solamente ser un ruido sospechoso a altas horas de la noche.

La mayor parte de las objeciones a ponerse en contacto con extraterrestres son débiles al examinarlas detenidamente. No podemos decidir de un momento a otro ocultarnos después de cincuenta años bombeando radiación electromagnética en el espacio sin razón, de hecho, esperemos que una civilización avanzada no coja un episodio del "American Idol" y simplemente nos vaporice.

Luego está la suposición que los extraterrestres tendrían la misma clase de tecnología que nosotros, a pesar del hecho de que nuestra tecnología es incapaz de llegar a otro planeta. Cualquier intento de esconder las emisiones de radio sería parecido a trogloditas que cierran sus ojos para esconderse de las imágenes satélites.

Siempre ha habido gente que se ha opuesto al progreso, pero existen otras personas que lo llevan a cabo. Expertos dicen que, como especie inteligente, debemos hacer todo lo posible por ponernos en contacto con cualquier 'cosa' que podamos.

Pero si entramos en contacto estaremos en buenas manos. El Grupo de expertos de Post-detección de SETI incluye a algunas de las mentes más brillantes del planeta: del Observatorio Konkoly, Hungría; la Sociedad Británica Interplanetaria; la Universidad de Leeds, Reino Unido; la Academia Internacional de Astronáutica, Italia; el Instituto Max Planck para Radioastronomía, Alemania; Observatorio Jodrell Banco, Reino Unido; el Centro de Astrobiología, Australia; el Instituto de Investigación Raman, India; Observatorio del Vaticano; la Universidad de California en Berkeley; y SETI.

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