La Tierra tuvo campo magnético antes de lo que se pensaba

La comprensión de las condiciones de la Tierra primitiva podría ayudar a la búsqueda de vida en otras partes del Universo.

Un grupo internacional de científicos acaba de publicar un artículo en el que explican cómo el campo magnético que protege a la Tierra de la radiación y los vientos solares se formó hace 3.450 millones de años, antes de la aparición de actividad biológica en el planeta. Al principio este campo no era tan intenso como en la actualidad, lo que permitió a las partículas de alta energía procedentes del Sol reducir la cantidad de agua presente en la atmósfera del planeta. Este trabajo nos permite comprender mejor las condiciones en que la vida surgió en la Tierra.

El campo magnético que produce el nucleo ferroso de la Tierra protege al planeta de la radiación y de las partículas de alta energía que llegan desde el Sol. Este verdadero escudo que nos protege de los vientos solares se formó hace 3.450 millones de años, o al menos eso es lo que ha determinado un equipo internacional de científicos. El trabajo, publicado en la última edición de la revista Science, implica que la formación de este campo fue anterior a la aparición de la vida en el planeta. También han logrado determinar que en sus orígenes el campo magnético no era tan potente como ahora, y que el impacto de las partículas procedentes del Sol probablemente redujo la existencia de agua en la atmósfera de nuestro planeta.

John Tarduno, un geofísico de la Universidad de Rochester, junto con científicos de la Universidad de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica, llegaron a estas conclusiones luego de analizar cristales de silicato con una antigüedad superior a los 3.000 millones de años. Estos cristales, al enfriarse, registraron en su estructura la formación del campo magnético terrestre. El examen de los cristales "nos dio una idea bastante sólida de lo poderoso que pudo haber sido el campo magnético", indicó el científico. El análisis efectuado les ha permitido a estos especialistas determinar que la debilidad de la magnetósfera primitiva, sumado a la veloz rotación del antiguo Sol, provocaba que la Tierra recibiese cada día tantos protones de alta energía como los que recibe hoy durante las tormentas solares más intensas. Según Tarduno, es probable que el viento solar eliminara de la atmósfera las moléculas más volátiles, como las de hidrógeno, a un ritmo mucho más rápido que el actual. La pérdida de hidrógeno se tradujo en una pérdida de agua, por lo que se deduce que en los primeros cientos de miles de años del planeta había mucho menos de ese líquido que en la actualidad. Pero, a pesar de su poca intensidad, esta magnetósfera primitiva protegió a la Tierra de los vientos solares de la radiación letal, ayudando a la aparición de la vida.

Este descubrimiento implica que para poder desarrollar vida, un planeta debe comenzar su formación con una gran cantidad de agua, ya que mucha de ella se perderá en el periodo de tiempo que no posea un fuerte campo magnético. Marte, por ejemplo, perdió el campo magnético poco después de su formación, y fue bombardeado por la radiación y los vientos solares que diluyeron el agua de su atmósfera. El estudio de John Tarduno y sus colegas de KwaZulu-Natal es una nueva pieza en el rompecabezas del origen de la vida, y nos deja un poco más cerca de la comprensión de como comenzó en nuestro planeta.

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