Poner nombre a un asteroide

¿A quién no lo gustaría nombrar a un asteroide? Por lo menos a mí sí. Veremos a continuación qué nombres podría usted ponerle a un asteroide que ha descubierto, que, aunque parezca sencillo, es aun más difícil que ponerle nombre a un hijo...


Si descubre un nuevo asteroide, una de esas pequeñas rocas que vagan por el Sistema Solar cuyo movimiento se rige por la Ley de la Gravedad. Una vez confirmado el descubrimiento por la comunidad astronómica internacional y concediéndole a usted el título de su descubridor, ¿qué nombre le pondría?

Si echa un vistazo a los ya bautizados verá que además de los clásicos de la mitología, como Apolo, Ceres o Aquiles, también tienen un asteroide dedicado el acorazado Potemkin, Lenin (Wladilena) los Beatles, el multimillonario Carnegie, Spielberg y cómo no, Elvis. Sin embargo, hoy es más complicado ponerle nombre a un asteroide.

Antes de lanzarse a buscarle un nombre, el Minor Planet Center -que se encuentra en el Observatorio Smithsoniano de Havard y bajo los auspicios de la División III de la Unión Astronómica Internacional (IAU)- le asigna un nombre provisional a la espera de que se calcule con precisión su órbita: por ejemplo, 1995 UA quiere decir que se descubrió en 1995, y fue el primero que se descubrió (A) en la segunda quincena de octubre (U). Hasta aquí no hay problemas. Lo complicado viene cuando quiera asignarle un nombre permanente, que debe aprobar el Comité sobre Nomenclatura de Planetas Menores de la IAU. Y puede pensárselo, porque como descubridor le conceden hasta diez años para proponerlo. Después de ese plazo, cualquiera podrá hacerlo.

Desde hace unos años, se llegó al acuerdo de que los nombres de los nuevos asteroides deben contener una sola palabra de fácil pronunciación y con no más de 16 caracteres. Por supuesto, están fuera de lugar nombres obscenos o de mal gusto. Pero si usted es un apasionado de la política o de la historia debe tener en cuenta una limitación más: si es un político debe haber muerto hace 100 años; si el nombre es el de un suceso debe haber transcurrido por lo menos un siglo. Así es más difícil herir susceptibilidades… También quedan fuera de la lista de posibles nombres aquellos que sean de compañías o productos, ni ningún otro que suene a anuncio.

Curiosamente, uno de los nombres más polémicos fue el que se puso al asteroide 2309 (el 2309 en calcularse su órbita) o 1971 QX1: Mr. Spock. No se trata de un homenaje al oficial científico vulcano de la nave estelar USS Enterprise de la serie de ciencia-ficción Star Trek, sino al gatito atigrado del astrónomo descubridor de quien tomó su nombre. Y este era el problema: no se recomienda poner nombres de mascotas a los cuerpos menores.

Ahora bien, si descubre alguno dentro del grupo de asteroides conocido como troyanos, está obligado a buscar un nombre entre los héroes de la guerra de Troya. Es más, los que se encuentran en el llamado punto de Lagrange L4 deben ser griegos; los del L5, troyanos. Los que están cerca de Neptuno deben tener un nombre relacionado con el inframundo y si está situado más allá, nombres mitológicos relacionados con la creación. Finalmente, si un nuevo asteroide pasa cerca de la Tierra nada de llamarlo Pepe; debe tener un nombre mitológico.

Si se ve en el brete de nombrar a alguno tenga mucho cuidado a la hora de escogerlo, porque una vez puesto no es fácil quitárselo. Un astrónomo argentino bautizó al asteroide 1569 con el nombre de Evita en honor a Eva Perón. Cuando luego intentó quitárselo, el resto de los astrónomos del mundo se negaron. Para aquellos que no les guste que el asteroide 1569 lleve el nombre de la famosa ex-presidenta de Argentina pueden consolarse pensando que Evita es en honor al musical del mismo nombre.

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