El Sol roba cometas de otras estrellas

La próxima vez que se emocione al ver un cometa ardiente en el cielo nocturno, considere esto: es un placer robado. Está disfrutando el espectáculo a costa de una estrella distante.

Fotografía de la nebulosa de Orión
Un cúmulo de formación de estrellas en la nebulosa de Orión.
Según la investigación de Hal Levison, estas estrellas podrían
intercambiar sus cometas. Crédito: NASA, JPL-Caltech, J. Stauffer
Sofisticadas simulaciones computacionales llevadas a cabo por los investigadores del Instituto de Investigación del Suroeste (SWRI) han puesto de manifiesto el crimen.

"Si los resultados son correctos, nuestro sol arrebató cometas de los patios traseros de estrellas vecinas", dice Hal Levison, un científico de SWRI. Y él cree que este tipo de robos da cuenta de la mayoría de los cometas en la nube de Oort en el borde de nuestro sistema solar.

"Sabemos que las estrellas se forman en cúmulos. El Sol nació dentro de una enorme comunidad de otras estrellas que se formaron en la misma nube de gas. En ese cúmulo natal, las estrellas estaban lo suficientemente cerca para arrancarse cometas unas a otras por la gravedad. Es como niños que son vecinos jugando en los patios traseros de los otros. Es difícil imaginar que no esté sucediendo".

De acuerdo a este modelo de "ladrón", los cometas acompañaron a la estrella más cercana cuando el cúmulo natal se separó. El Sol se llevó un tesoro; la Nube de Oort, que fue un enjambre con cometas de toda la "vecindad".

La Nube de Oort es una inmensa nube de cometas que orbitan el Sol más allá de Plutón. Fue nombrada así a mediados del siglo 20 por el astrónomo holandés Jan Oort, quien propuso por primera vez una nube para explicar el origen de los cometas que algunas veces se veían caer en el Sistema Solar interior. Aunque se han hecho observaciones directas no confirmadas de la nube de Oort, la mayoría de los astrónomos creen que es la fuente de todos los cometas de largo periodo y los de tipo Halley.

El modelo estándar de producción cometas afirma que nuestro sol consiguió estos cometas honestamente.

"Ese modelo dice que los cometas son desechos de la formación planetaria de nuestro sistema solar y que nuestros planetas los enviaron a grandes distancias con su gravedad, poblando la nube. Pero creemos que este tipo de escenario ocurrió en todos los sistemas solares antes que el cúmulo natal se dispersara".

De lo contrario, dice Levison, los números simplemente no cuadran.

"El modelo estándar no puede producir el número de cometas que vemos [caer desde la Nube de Oort]. Las estrellas hermanas del Sol tuvieron que contribuir algunos cometas a la mezcla".

Los cometas de la Nube de Oort son típicamente de 1 o 2 kilómetros, y están tan lejos que la estimación de su número no es una tarea fácil. Pero Levison y su equipo dicen que, basándose en las observaciones, debería haber algo así como 400 mil millones de cometas allí. El modelo "doméstico" de formación de cometas puede dar cuenta sólo de una población de alrededor de 6 mil millones.

Ilustración artística de la Nube de Oort
Concepto artístico de la Nube de Oort. En comparación con el
tamaño de las órbitas planetarias, la Nube de Oort está muy
lejos. De hecho, el tamaño estimado de la nube de Oort, es
de aproximadamente 1 año-luz. Si el Sol pasó a 2 años-luz de
otra estrella similar, las Nubes de Oort de las estrellas se
habrían superpuesto y entremezclado sus cometas. Crédito: ESO
"Esa es una Nube de Oort muy anémica, y una gran discrepancia, demasiado grande para ser explicada por errores en las estimaciones. No hay forma en que podríamos estar tan equivocados, por lo que tiene que haber algo mal con el modelo en sí mismo".

Señala las órbitas de los cometas como prueba.

"Estos cometas se encuentran en órbitas muy extrañas; órbitas de largo periodo muy excéntricas que los llevan lejos del Sol, en regiones remotas del espacio. Así que no podrían haber nacido en órbita alrededor del Sol. Tenían que haberse formado cerca de otras estrellas y, a continuación haber sido secuestrados".

Esto significa que los cometas nos pueden hablar no sólo sobre la historia temprana del Sol, sino también sobre la historia de otras estrellas.

"Podemos estudiar las órbitas de los cometas y poner su química en el contexto de dónde y en torno a cual estrellas se formaron. Es fascinante pensar que tenemos algunas de nuestras 'cosas' provenientes de estrellas distantes. Somos familiares".

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