Planetas similares a la Tierra pueden estar protegidos de los abrasadores soles

Impresión artística de la cercana estrella enana tipo M
denominada Gliese 581 y algunos de sus planetas, con
Gliese 581d en primer plano, el cual podría contener agua
en estado líquido gracias a un efecto invernadero.

Muchos de los soles de nuestra galaxia han destruido la atmósfera de planetas similares a la Tierra que los orbitan, o eso es lo que los astrobiólogos han temido siempre. La Vía Láctea, señalan, está dominada por estrellas enanas de tipo M: soles violentos e imprevisibles, que con frecuencia lanzan partículas de alta energía y erupciones solares al espacio. Debido a que son mucho más frías que nuestro Sol, cualquier planeta potencialmente habitable tendría que orbitar mucho más cerca de ellos que la Tierra, poniéndolo justo en la zona de peligro. Pero un nuevo estudio indica que estos planetas pueden estar inesperadamente protegidos de la actividad solar, manteniendo la hipotética vida existente a salvo.

"En general, se trata de excelentes noticias para los cazadores de planetas", dice Alan Boss, un científico planetario del Carnegie Institution for Science en Washington DC, quien no participó en el estudio y es parte de la misión Kepler de la NASA para buscar planetas como la Tierra. "Esto refuerza más el caso de que el primer mundo realmente habitable que encontremos probablemente orbite una enana M cercana".

Las enanas tipo M suponen al menos el 70% de las estrellas de la Vía Láctea. Sus masas van desde aproximadamente la mitad a una vigésima parte de la masa de nuestro Sol, pero lo que a las enanas M les falta en tamaño, lo compensan de sobra en longevidad. Los astrónomos estiman que estas estrellas pueden arder de 40 mil millones a 100 mil millones años, dándoles a cualesquiera planetas habitables mucho tiempo para que evolucione la vida. (El periodo de vida de nuestro propio Sol, una estrella de clase G, es de unos 10 mil millones de años.) Pero al menos durante los primeros mil millones de años de sus vidas, las enanas M también exhiben enormes campos magnéticos que habitualmente interactúan con sus atmósferas para crear eyecciones de masa coronal -enormes expulsiones de materia de la altamente ionizada corona de la estrella- y llamaradas ricas en protones.

Para saber si esta 'barbacoa solar' podría dorar cualquiera de los mundos habitables cercanos, los investigadores dirigidos por la astrobióloga Antígona Segura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Ciudad de México, utilizaron un modelo informático. El equipo simuló cómo una llamarada en 1985 de AD Leonis (AD Leo), una enana de tipo M a 16 años luz de la Tierra, habría afectado a un hipotético planeta como la Tierra orbitando a 0,16 unidades astronómicas de la estrella. Eso es menos que la distancia media de Mercurio al Sol.

La simulación, de la que se informará en un próximo número de Astrobiology, indica que las estrellas enanas M no son tan peligrosas como se temía. "Cuando la radiación UV de la atmósfera superior de la estrella se encontró con la atmósfera similar a la de la Tierra de nuestro planeta modelo, la energía dio lugar a una capa de ozono más gruesa en la atmósfera planetaria, proporcionando una protección natural a la superficie del planeta", dice la astrónoma Lucianne Walkowicz, una de los co-autores del informe y colega de postdoctorado de Kepler en la Universidad de California en Berkeley. Esto se debe a la radiación UV en realidad divide las moléculas de oxígeno para crear más ozono del que es destruido. "Durante la mayor parte de la llamarada, la superficie de nuestro planeta modelo parecido a la Tierra no experimentó más radiación que la típica de un día soleado en la Tierra", dice Walkowicz.

Los resultados son muy buenas noticias, dice Segura, porque AD Leo es una joven estrella de menos de 300 millones de años, y como resultado, es una de las más activas enanas M conocidas. La llamarada de 1985 de la estrella era 1.000 veces más energética que una llamarada similar en nuestro propio Sol. Así que el hecho de que la atmósfera del planeta modelo sobrevivió a ese suceso violento podría servir para planetas orbitando enanas M jóvenes similares, dice.

Marcos Giampapa, astrónomo del National Optical Astronomy Observatory en Tucson, Arizona, alaba el trabajo, calificándolo de "muy interesante y oportuno". Pero señala que la mayoría de las estrellas enanas M son más frías que AD Leo. Planetas como la Tierra tendrían que orbitar más cerca de estas estrellas y por lo tanto podrían verse afectados por la actividad de llamaradas más fuertes que el hipotético planeta de este estudio. En ese caso, dice, la atmósfera del planeta podría no salir tan ilesa.

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