Si tuviéramos una tormenta solar tan fuerte como una de las mayores registradas en los dos últimos siglos, nuestro mundo dependiente de la electrónica estaría en serios problemas.
Sin electricidad, agua corriente ni servicio telefónico en millones de hogares. Este escenario podría volverse real si se desencadenase hoy una tormenta solar tan intensa como las que se han presentado durante la historia de nuestro planeta. En una reciente simulación de esta tormenta se revelaron las severas consecuencias que sufriríamos.
Las tormentas solares tienen lugar cuando se produce un estallido en la superficie del Sol y la radiación o las partículas eléctricamente cargadas se dirigen hacia la Tierra. Las tormentas menores, más frecuentes, pueden provocar algunas interferencias de radio y crear las auroras boreales, un espectáculo impresionante de luces. Pero cada unas pocas décadas podemos ver una enorme tormenta solar que libera la energía de 1.000 millones de bombas de hidrógeno.
Acontecimientos de tal magnitud sucedieron en 1921 y 1859, antes de que el mundo se volviera dependiente de los satélites que los dispositivos electrónicos de nuestra vida cotidiana. En un reciente ejercicio que tuvo lugar en Boulder, Colorado, se simuló el peor de los escenarios posibles basándonos en una tormenta de esa magnitud. La simulación implicó tanto a expertos de "tiempo espacial" como a dirigentes de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (Federal Emergency Management Agency, FEMA).
Durante la simulación, los problemas comenzaron cuando cuando la tormenta empezó a perturbar las señales de radio y los dispositivos GPS. Diez o veinte minutos más tarde dejó fuera de combate a la mayoría de los satélites comerciales que trasmiten todo, conversaciones telefónicas, programas de televisión y enormes cantidades de datos de los que depende nuestra vida diaria. El día siguiente, la tormenta creó fuertes corrientes eléctricas en las líneas de distribución eléctrica que destruyeron la mayoría de los transformadores del mundo, y cortaron el suministro eléctrico en gran parte de los lugares de latitud norte.
Sin electricidad, muchas personas también pierden el agua corriente, calefacción, aire acondicionado y servicio telefónico. Y lugares como los hospitales tendrían que confiar en los generadores de emergencia con combustible suficiente para sólo dos o tres días.
Los expertos afirman que tanto individuos, como familias deberían prepararse sencillamente para esta eventualidad como cualquier otro desastre natural teniendo una reserva de suministros de emergencia preparada. El desastre alcanzaría una escala que sólo ha sido vislumbrada antes en apagones de gran envergadura.
¿Tenemos alguna defensa contra este evento? No. Todo lo que los científicos pueden hacer es esperar a construir un mejor sistema de alerta temprana realizando un exhaustivo seguimiento de la actividad solar mediante los nuevos observatorios solares.
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